Resulta a veces tan difícil empezar a quererse como para asumir las cosas que pasan y volver a comenzar. Miedo, locura decepción, ¿quién no está harto de ésto?, alguna vez en la vida, todos decidimos confiar en alguien y todo acabó mal. Cuando no tengo sueño y perturban en mi cabeza sentimientos ociosos y sin bases, ahí en ese momento; me pregunto, ¿no basta con lo que realmente basta?, ¡NO! nos trazamos metas tan altas como difíciles, con la única intención de nunca estar conformes con nada, para poder exclamar como si se tratara de la novela más cursi y barata que podemos enfrentar, cuán desdichados somos.
Claro, es que a oscuras se desvanecen las ganas y la fuerza; todo parece maquiavelico y destructible, sin embargo no hay nada más maquiavelico que la mente de un ser humano, tratando de excusarse en las situaciones de la vida, para poder justificar su fracaso y sus ganas de suicidio por la inconformidad tan conformista que tiene por vida.
A veces me pregunto que estándares y que línea imaginaria han hecho en nuestras cabezas y el por qué de esas ganas que tenemos siempre de estar frustrados, inconformes y perturbados. El problema va más allá de eso, las lineas las trazamos nosotros y somos quienes a veces mas arremetemos contra nuestros principios, creando una gran nube que sólo destella cosas fútiles, que a fin de cuentas nosotros mismos sabemos que no valen para nada.
Y es que en pleno siglo XXI, todavía hay quienes se preocupan por que vestido llevaran hoy, mientras hay quienes están pensando en que van a poner en sus estómagos el día de mañana y lo peor de ese descaro es que a pesar de que tengan una industria, vuelve a magnificarse lo maquiavelico y destructible, adhiriendole más capítulos fríos, justificando mas fracasos y convirtiéndose en esa excusa que todos utilizamos para aceptar que tan inconformes estamos con nuestra porquería de vida.