2009-07-04

EL DÍA SIGUE AUNQUE EL CORAZÓN SE PARE



El día sigue aunque el corazón se pare. Por más dolor que haya, por más dolor que exista, sigue.

La noche acaba, aunque lo oscuro no merme. Por más que te altere el desconsuelo y pierdas la esperanza, siempre amanece.

Afuera, no hay espacio a la detención, el mundo sigue andando como por inercia y no importa quien se quede en el intento. Quedarse no es desaparecer, quedarse es olvidar como vivir y convertirse en la inercia del tiempo dejando toda vida a su paso.

El dia sigue aunque el miedo sea eterno. Las horas llegan y las cosas se afrontan, aunque te escondas, el momento llega.

El reloj no para por mucho que tu te detengas, vas en crecimiento. Tú decides si trabar tus manecillas, pero las del mundo siguen en movimiento.

Adentro hay espacio para la detención, el mundo puede no seguir para ti y no importa que te quedes en el intento. Quedarse en entregarse a la muerte mental, es entrar en retroceso y convertirse en un objeto más que el pasado dejó de lado. El mundo está en movimiento, las horas que se van están llamadas a desaparecer. Tú decides si corres con las horas o si te quedas atrás, viviendo en el pasado, mientras tú te conviertes en eso, junto al tiempo que se fue.

2009-07-02

DECIR ADIOS


La vida nos enseña muchas cosas, aprendemos a sufrir, a vernos recaídos, sin opción de levantarnos; pero también nos enseña a poner corazas a nuestro alrededor. Nos quita, cuando al instante nos está dando y nos vuelve sabios, cuando perdemos la luz.

A veces perdemos sangre, momentos, recuerdos y personas. Se nos escapa la alegría entre los dedos; nos encontramos tan desnudos a la deriva del desconsuelo. Nos invade la desilusión al creer que no hay dolor más grande que ese que estamos viviendo.

Es ese el momento en que nos damos cuenta que hay cosas inevitables. Hay momento en que nos toca desprendernos de cosas dolorosas, de momentos, personas y recuerdos que solo anclan nuestra vida y nuestra mente, a una vida estática situada en el centro de un mundo en movimiento.

En esos momentos pareciera que nada tiene sentido, el color del día cambia y se transforma, todo lo ves oscuro y te sientes tan impotente porque no todo sale como queremos. Ahí a la deriva de esa nada, en el centro del mundo en movimiento, aprendes que a veces hay que despedirse de personas, cosas, recuerdos y momento, que el mundo avanza y nosotros decidimos si queremos quedarnos anclados en el pasado o si aprendemos con dolor que la sabiduría cuesta un poco más que la resignación, aunque la primera a largo plazo es más placentera.