Hay días en que todo parece una miseria, en que caminas por un impulso corporal y que debes encarar la vida, aunque no quieras. Hay días de altibajos, como todos. Parece totalmente desconocido el verse caído y el elevarse, aunque comúnmente es la cotidianidad. Hay días de soledad, depresión, irrealidad y unos que son una completa porquería, hay días que no deberían existir, hay días de los que se aprende a gotas de sangre.
Hay días en que te sientes tan ágil pero impotente, tan claro pero nublado y de esos días es que aprendes a acorazarte. Hay días en que vuelves a equivocarte, hay días basura, unos absurdos y otros alejados de la realidad. Comienzas a perder toda noción de tiempo y comienzas a convertirte en un títere más de un modelo social encaminado a la insatisfacción humana.
Hay días de extrema confianza y de pérdidas increíbles, pierdes tanto como ganes, ganas tanto como pierdes. Odio, amor, familia, confianza; tanto como experimentas, tanto te blindas y la coraza creada se va blindando cada día más, en esos días de días en los que preferirías levantarte de una pesadilla y volver a comenzar.
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