2011-04-25

ESTADOS


Las cosas más bellas de la vida son las que se miran desde afuera, es imposible no mezclarse con la ilusión, la desesperanza, la alegría desbordante o la depresión más sigilosa, pero es que no hay motivos para revolver los sentidos, volverlos una maquina ausente de criterio, pero lo hace y entra en el profundo lapso de no entender que hace ni que dice, estúpido eso, ¿no?.

La cárcel más profunda de tu ser, te lleva a desprender lo que quieres de lo que realmente quieres, hay sueños que no se anhelan, se consiguen y los improcedentes y utópicos, se admiran como un circo, lleno de chiste, gracia y esplendor, a la salida tu boleto no te sirve para volver a ver la función, además ¿quién quiere ver una función repetida?.

La crisis del momento te lleva a descubrir que la vida no se articula con un procesador de textos, la vida se hace palpable como en una colcha de retazos, magnifico e inexplicable, pero sin uno el otro queda en el aire y no comprendemos porque pasamos tanto, pero si entendiéramos a donde vamos, sabríamos que las estaciones no tienen que ser placenteras.

No hay satisfacción más grande que capturar lo anhelado, dentro de una esfera de mentiras e imposibilidades, no hay satisfacción más grande que abordar las estaciones como estados pasajeros para poder hacer más placentero el momento de la llegada.

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