A veces somos los seres más contradictorios del mundo. Podemos romper esquemas, podemos validar y hundir sentimientos, contradecirnos. Queremos odiar cuando amamos, queremos amar cuando odiamos y siempre estamos insatisfechos con nuestra vida.
Se avecina un sentimiento que quiero dejar escapar, hay días de soledad, de esos días de días en que todo parece irreal. Quisiera sentir cosas que no siento, crear una jaula de hierro, que cubra la de cristal, tan rígida pero tan frágil.
Es tan fácil sentirse decepcionado de todo, cuando nunca se ha estado de acuerdo ni contento con nada. Es tan difícil escapar de sentimientos de los cuales no tienes dominio. Odio, amor, decepción, fatiga, desesperación; todo parece una mentira, un trámite, tan falso como la existencia de la vida -siendo irónico-.
Tan sarcástico es decir algo cuando tú mismo sabes y estás convencido de que las cosas no son así, totalmente difícil arropar a pedazos el sol o taparlo con un dedo, pero siempre nos creemos más fuertes que lo que sentimos y definitivamente estamos a merced de algo que está tan dentro de nosotros pero que no podemos controlar.
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