A TRAVÉS DE LA VENTANA

A veces me gusta mirar por la ventana, preguntarme tantas cosas que desconozco y tantas que no quisiera saber. A veces me gusta cuestionarme de mi vida, que ¿por qué esto? y que ¿por qué lo otro?, como si lo supiera, pero quisiera negarmelo. Me gusta mirar a través de ese crital tan frágil pero tan seguro a la vez y sentirme infinito, como si pudiera lograr todo, como si las barreras no existieran; sentir que puedo, que aunque me quiebre a momentos, me puedo pegar a pedacitos.

A veces me gusta, cerrar los ojos y olvidar momentos vividos, sentir que puedo despegar como un avión en busca de un mejor aterrizaje y de nuevos pasajeros. A veces siento que me puedo defender de la injuria, del dolor. Ahí a través de esa ventana de cristal, a veces me siento eterno y a veces a momentos, fútil.


A veces quisiera desibujar todas las veces que visto a través de la ventana y todos esos receurdos que quedaron grabados en el cristal, esas dudas, esas preguntas, las certezas e igualmente los sueños, esos que se ven a lo lejos como si se tratara de la caminata más extensa, yendo a un lugar en el medio de la nada, bajo la sombra de nadie.


A veces quisiera que el cristal se rompiera y no viera más a través de él, que la ventana no amilanara mis ganas de afrontar al mundo, que hiciera mi propio cristal más fuerte que el de la ventana y dejara de ver mi vida a través de ella, para encontrarme con la realidad. A veces quisiera no cerrar los ojos, ni ausentarme cuando estoy ahí parado justo detrás de ella; mientras el mundo se mueve a tal velocidad, que siento como si debiera afrontarlo rapidamente.