Todo en la vida es absurdo, ¡si! absurdo y mucho; más eso no quiere decir que sea inevitable, pues el mismo hecho de ser absurdo, lo hace tres veces más real. No hay nada más absurdo que negar la existencia de todo lo absurdo, pues es un hecho tan factible, como tan absurda la afirmación de su existencia. Que absurdo es vivir, que absurdo es creer que vives y que tienes el control. Inevitablemente así son las cosas, absurdas y despiadadas, porque ¿a quién le va a importar lo que te importe?, es absurdo, simplemente absurdo.
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