Ayúdame a no recordarte, a olvidarme que tocamos el cielo miles de veces al hacer el amor. Olvídame, para ayudarte a no recordar, que si hay besos que curan hasta el más grande de los dolores. Ayúdame a no recordar que dormiste a menudo en mis pensamientos, mientras apoyabas tu cabeza en mi pecho.
Ayúdame a no comparar tus besos y tu mirada con la mirada de otras. Compárame, para ayudarte que no vuelvas a recordar que mis manos recorrieron cada espacio de tu alma, escribieron mi nombre a cada uno de los puntos que te hacían vibrar de placer. Ayúdame tú, que nadie más ha podido ayudarme.
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