2009-04-20

LLUVIA AMARGA

Anoche mientras inundaba una calle, mojaba una autopista y rodaba por la sala de una casa, me imaginaba como seria mi vida si no fuera quien soy. Desde el cielo todo se ve oscuro, me recubro de negro, veo el azabache del pavimento, de las calles; mientras el día sombrío pone a más de un ser en el extremo de su melancolía. Lloro por lo menos 2 veces al mes, cuando llega el invierno parece ser la temporada mas difícil para mi, caigo entre las ventanas y me deslizo en cámara lenta como esperando ser recogida, pero me he dado cuenta que me seco en el piso, en las paredes y vuelvo a ser algo que no existió. Esa misma noche quería cansarme de caer y caer, como si fuera la última vez. Me enfrentaba a darme cuenta que cada quien tiene su destino en la vida y el mió era caer del cielo, gota a gota, rayo a rayo, segundo a segundo.

Llevo 3 horas cayendo desde el cielo, mis gotas no se evaporan, porque la noche esta fría, gris; desde arriba todo se ve oscuro, el brillo parece ser opacado por las tinieblas y lo tenebroso del sonido, desprevenidamente bajo como en la carrera de la vida; llegar es la meta. A mi sombra caminan tantos y corren cuando el cielo ya no puede aguantar y me deslizo levemente mientras se cuelga en la ventana con una transparencia delatante, rasgos de lo que fui. Se revuelca el cielo, como se revuelca el agua y se pierde entre la tierra; porque caigo como vaticinio, de lo conocido, pero temido, de lo que falta por conocer, de lo que falta por explicar. Me llevo todo a mi paso, comienzo a decaer.

La tierra queda en pausa al verme desfilar, no toda. El cielo va aclarando, porque luego llega la calma, esa calma intranquila que llega a debilitar sentidos, después de que las gotas, el aire y el cielo como artesanos han modificado a su antojo, luego de la llovizna sale el sol, mi ciclo de vida ha terminado, muero como una planta marchita, como muere el atardecer; dejando en cada gota una fuerza sobrenatural.

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